miércoles, 4 de agosto de 2010

Trabajo en grupo, no va con nosotros/as

Este año, 2010, estamos de fiesta en España pues por primera vez y esperamos que no única, la selección de futbol ha ganado el Mundial, durante las celebraciones hemos escuchado siempre la misma cantinela, que es un grupo muy unido, que no hay ninguna figura que tenga un trato diferente, que se ha conseguido integrar un gran grupo, etc, etc.
Lo que se desprende es que una de las claves ha sido formar un grupo unido, en el que no haya divismos, luego una de las características que tienen nuestros seleccionados es que saben trabajar en grupo.
Si un domingo cualquiera leemos las ofertas de trabajo, comprobaremos que muchas veces se pide como requisito, además de otros, el saber trabajar o integrarse en un grupo y ser una persona con dinamismo. La conclusión de todo esto es que saber trabajar en grupo con una contribución positiva es algo que se valora. Esto es lo que pide nuestra sociedad, es lo que se demanda en el mundo real, … y ¿que hacemos nosotros/as?, ¿como trabajamos en el aula?.

Pues como se puede comprobar en el dia a dia, de forma individual, nuestros/as alumnos/as se ponen de uno en uno, separados unos de otros y en línea recta y ¡ay! de aquel/lla que se salte el orden, porque eso de trabajar en grupo no va con nosotros/as, los grupos no sirven, el/la alumno/a no trabaja, no se premia al trabajador/a y se premia al/la vago/a. Esta es la cruel realidad, como siempre a contrapelo de lo que nos pide la sociedad, otra vez de espalda al mundo real y después diremos eso de que nadie nos comprende ni nadie nos aprecia ni nadie nos defiende.

Esto es lo que hay y no veo que se espere un cambio, yo personalmente trabajo en grupo en la ESO, grupos de tres, cuatro alumnos, pero he de reconocer que el año pasado me pudo la presión del mundo exterior y bajé a grupos de dos personas, por primera vez en 16 años de trabajo, pero después de evaluar mi experiencia, volveré a los grupos de 3 o 4 personas y es que eso de trabajar en grupo tiene su miga:

-Por un lado es ir a contracorriente, los padres/madres, en general, no entienden esa metodología de trabajo, pues cuando ellos estudiaron en un Instituto se trabajaba como ahora, de forma individual, su principal queja es que no se valora como se debe al alumnado trabajador, amén de que esperan que su hijo/a comparta grupo con buenos alumnos/as

-Por otro lado, los/as alumnos/as no están aconstumbrados a trabajar en grupo, por lo que tienes que perder un tiempo explicandoles como se tienen que situar en clase y como se va a valorar su trabajo, tal como se explica en el post del 15 de Julio de 2008.

-Para terminar tienes que superar la presión de ser el/la raro/a del lugar, esa es la más facil de llevar porque una vez que tienes ese Sambenito, no hay ningún otro problema, lo llevas con dignidad y ya está

Llegado este momento hay que reconocer un hecho evidente, en España hemos tenido muchas reformas educativas, yo ya he perdido la cuenta, pero ninguna de ellas ha llegado al aula, solo hay que darse la vuelta por un Instituto cualquiera un dia de clase para comprobar que seguimos impartiendo clase como se hacía hace 40 años, la culpa de todo esto, ¡como siempre! Es soltera, pero yo me atrevo a apuntar:
-Las autoridades políticas que sabiendo esto, ellos/as también tienen hijos/as que también van a un Instituto, y no hacen nada porque no tienen el coraje de enfrentarse.
-El servicio de Inspección Educativa, que salvo honrosas excepciones está formado por personas que no creen en las reformas educativas que se plantean.
-Nosotros/as que conociendo el mundo real, (al principio de este artículo se expone el mundo real del que formamos parte), seguimos con la misma dinámica.

Y, ¿quién son los perdedores de todo esto?:
-Los/as alumnos/as que engrosan el llamado fracaso escolar, personas que se pierden en medio del proceso educativo, y esa perdida es doble, es una perdida para ellos/as pues no pueden alcanzar todas sus expectativas de su vida, y para la sociedad que pierde personas que pueden ser útiles para su desarrollo

La pregunta final es: ¿Hasta cuándo?