miércoles, 22 de septiembre de 2010

Las cosas nunca cambian

Este año tengo un nuevo destino, sigo estando en un Instituto con un entorno rural, estoy contento porque lentamente, muy lentamente, 16 años ya, voy acercándome a mi casa y como siempre, un Instituto nuevo con constumbres nuevas, y es que los Institutos parecen seres vivos, cada uno tiene su idiosincrasia, no he cambiado de administración educativa y sin embargo hay multitud de cosas que son diferentes a como eran en el Instituto de procedencia, esto me lleva a reflexionar sobre la labor de inspección.

Todos/as conocemos de oídas lo que pasa en tal o cual Instituto, todos/as cuando nos vamos a trasladar siempre tenemos noticias de si en el lugar de destino hay un buen ambiente, si está bien organizado, si el alumnado tiene un buen comportamiento o no, todo eso lo sabemos porque dentro de la profesión hay mucho personal interino que ha estado en varios destinos y siempre hay alguien que, o bien ha estado trabajando allí, o bien conoce a otra persona que estuvo destinada allí.

Quiero decir con esto que si casi todos sabemos como funcionan los Institutos, porque Inspección no, ya sé que se me argumentará que un/a inspector/a no puede trabajar en función de comentarios o chismorreos, estoy totalmente de acuerdo con esa idea, pero supongo, yo al menos lo haría, que si me llega un chismorreo sobre un Instituto que yo superviso, me acercaría hasta el y comprobaría, elegantemente y muy discretamente que no es cierto, más que nada para que si un día ocurriese algún problema poder justificar mi actuación.

Viene todo esto a cuento de que en donde yo estaba, a principios de curso se recalcaba mucho de que en todas las programaciones estuviese contemplado el PLEI (Plan Lector Escritor e Investigador), es más el inspector quería que se le mandase por escrito como estaba distribuido dicho plan en las diferentes materias, en el sitio donde estoy ahora, no hay nada, no es que no se lleve a cabo, es que no hay noticia de él. Esto me lleva a mi viejo argumento de que en la administración hay una desconexión enorme entre la cabeza dirigente y quien lleva a cabo la realización de esas ideas y es que volvemos al principio de todos los problemas, si no hay un personal implicado en la tarea que lleva a cabo, o no cree en lo que está haciendo se pueden programar sobre el papel muchas buenas ideas, ideas que no van a llegar a ningún lado.

Relacionado con lo anterior está mi argumento de que todas las reformas educativas que se han hecho en España en los últimos 30 años, nunca se han llevado a la practica, es decir no podemos asegurar que fuesen buenas o malas porque nunca se han llevado al trabajo diario del aula, para comprobar eso solamente hace falta que alguien (Inspección) se de una vuelta por las clases en el día a día, o en su defecto, que escuche a los/as alumnos/as sobre como es el trabajo en el aula, en ese momento tendrá una imagen bastante aproximada de lo que se hace habitualmente.

Pero no se hace porque podría producirse un terremoto de magnitud considerable, digo esto porque estoy convencido de que hay un porcentaje muy elevado de “profesionales” que no podrían actualizarse a los nuevos tiempos y no hablo del uso de las TIC, de eso hablaré otro día, hablo de la didáctica, de saber manejarse con adolescentes, de comprender que los años no pasan en balde que no se puede dar clase como hace 40 años, la solución que se ha tomado por parte de la Administración es esperar a que se jubilen, lo que no han pensado, o sí lo han pensado y les da igual es que mientras está pasando el tiempo para que se jubilen, están creando una escuela de seguidores que volverán a repetir los mismos roles y cometerán los mismos errores y si no ¿como es posible que no llevando más de 6 días de clase, ya hay compañeros/as que ya han echado alumnos de clase?. Se me argumentará que eso es ilegal, volvemos al principio del artículo, todos/as sabemos que se hace y nunca pasa nada.